viernes, septiembre 15, 2006

JuNtOs

El cuerpo de ese hombre relucía bajo la luna, los rayos tocaban su piel con delicadeza. Vagaba entre los troncos buscando fuerza para poder seguir adelante, sus pies lentos y seguros tomaban rumbo sobre la tierra. Sus piernas marcaban cada impulso, cada reacción, eran fuertes y musculosas. Y así lo sigo observando de vez en cuando. Camina, corre, pasea y reposa en mi mente. Se hace invisible y vuelve a aparecer dejando sensaciones sobre mi piel. Ese hombre algún día me detendrá y observará que he estado mirándolo desde lejos hace ya bastante tiempo. Y entonces tomará una decisión y sus pies se enterraran en el claro mientras corro hacia él. Me amará, yo lo sé, y juntos nos haremos uno, un árbol de paz y entendimiento creceremos juntos y la luna brillará en nuestros retoños.

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